lunes, 26 de marzo de 2007

En busca del dinero

Estaba de puesto en un destacamento, cuando le llega un memorando de su departamento asignándolo a la embajada de Israel. Este policía vio el diablo cuando lo enviaron a dicha embajada. Los policías que tenían más tiempo en la embajada le dijeron desde que llegó: “No seas pendejo, búscate tu dinero, aquí se pica todos los días”.

Él no tenía idea de porque aquellos compañeros de labor le decían eso. Sucede que al frente de la embajada había una casa de citas ambulante. Allí se paraban unas prostitutas a esperar a sus clientes. Cuando vieron las prostitutas a este policía nuevo, una de ellas le dijo:

- Ay sobeida, ven a ver, llegó un nuevo, ven a ver corre.

Sobeida le responde:

- Ay si, este es mio, así es que a mi me gustan.
- Déjame ir a buscarle un pica pollo.

Al cabo de un rato, llega la mujer con su pica pollo, se lo entrega al policía y este hace acto de magia con el pica pollo. Este regalo era para que el policía las protegiera de borrachos y hombres que se propasaban con ellas sin pagarle. A parte de la comida que le brindaban, también de vez en cuando le hacían favores sexuales para compensar.

Pero a cada rato venían patrullas a la referida casa de citas ambulante. Un día estando de puesto el policía nuevo, llega la patrulla, las mujeres comienzan a correr y él ve como una esconde todo el dinero que había hecho en una planta frondosa que estaba alrededor de la embajada. Al cabo de dos minutos se habían dispersado todas las prostitutas tratando de escapar de la patrulla.

El policía se asomó a la planta donde la prostituta había guardado el dinero. Oh sorpresa para él. Había ahí tres veces más dinero que lo que él cobraba mensual.

Al cabo de media hora llega la prostituta y va a buscar su dinero. No lo encuentra, le pregunta al policía y este le dice que no sabe. Entonces comienza a pelear con una compañera y le dice: “fuiste tú que me robaste mi dinero aquerosa, será mejor que me busques mi dinero”.

El policía por dentro de él, no se aguantaba de la alegría, iba a comprar un televisor a color, pues el que tenía era a blanco y negro.

Por fin el policía entendió la frase: “No seas pendejo, búscate tu dinero”.

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