lunes, 2 de abril de 2007

Mal común

El otro día a las 12:00 p.m., cuando a uno le están sonando ya las tripas del hambre, le pregunto a la diabla (la novia) que vamos a comer, me responde que no sabe, comenzamos con el tira y hala, de que tú dijiste la ultima vez y muchas cositas más. Llegamos a la conclusión de que vamos a comer Pizza, arrancamos para la Pizzarelli (valga la cuña) de la av. Máximo Gómez. Pedimos la pizza, ya vemos que la subieron de precio, no sé que materia prima para elaborar la pizza ha aumentado.

Nos comemos nuestra pizza y estamos hablando ahí cuando de repente comienza todo el mundo a mirar hacía afuera de la pizzería, como dominicano al fin me asomo a mirar también, cuando veo a un muertorista (persona temeraria manejando un motor) retorciéndose en el suelo de un dolor. Se le había hecho una herida en una pierna grandísima y todo el mundo nada más miraba. Nadie se puso a ayudarlo. Al cabo de un rato llegó un policía creyendo que era mínimo el jefe de la policía y ordenó que le entregaran todos los papeles del señor. La guagua, que había chocado al motorista, era una de estas que no sirve ni como chatarra en METALDOM. El chofer sumamente incomodo porque supuestamente el motorista tenía la culpa (no pude ver cual tuvo la culpa), vino a cobrarle al motorista tirado en el suelo, que le pague lo que le dañó a su guagua, en vez de ayudarlo.

Ayer iba en un carro público por la carretera Mella, rumbo a Hainamosa, cuando en el carril contrario en el que iba veo como dos tipos en un motor C115 (el preferido de los maleantes de ahora), le estaban quitando una passola a dos muchachas que iban en ella, y todo el mundo pasando por ahí y quedándose como que no era con ellos.

Es un mal común que está sucediendo en nuestro país. Ya no queremos ayudar a los demás, porque tememos que también nos agregan a nosotros o que finalmente sea una trampa como muchas veces ha ocurrido. La verdad es que esta isla ha dado un cambio del cielo a la tierra. Y me pregunto yo, donde está la seguridad ciudadana, de que tanto se habla, porque este que está aquí en un radio de 8 o 10 kilómetros recorridos no veo un agente del cuerpo del orden.

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