Anoche mientras caminaba por la zona colonial, se acercó un señor de nacionalidad haitiana, de unos 35 años aproximadamente, me solicita que le ayude con dinero, para llegar a su casa y es en ese momento que me cuenta su historia:
Había pasado cinco días en la cárcel, sin haber cometido ningún delito, sin ver a sus familiares, ya que estos no se pudieron enterar de la situación, y la impotencia, que todavía es peor.
El trabajaba en el sector de la construcción, y un señor lo contrato por 5,600 pesos para que le hiciera una habitación en su casa, una vez concluida la obra, le reclamo que le pagara y la respuesta que recibió de este fue que lo encarcelo.
Cuando me entero de actitudes como esas, de parte de mis conciudadanos, con personas que son iguales que nosotros, o talvez mas trabajadores, me da mucha pena, lastima y vergüenza de compartir con ellos el mismo pedazo de tierra. Todos conocemos que los haitianos no piden en las calles, sino que salvo algunas excepciones, vienen a trabajar, a realizar cosas que nosotros no las hacemos y a muy bajo precio.
Había pasado cinco días en la cárcel, sin haber cometido ningún delito, sin ver a sus familiares, ya que estos no se pudieron enterar de la situación, y la impotencia, que todavía es peor.
El trabajaba en el sector de la construcción, y un señor lo contrato por 5,600 pesos para que le hiciera una habitación en su casa, una vez concluida la obra, le reclamo que le pagara y la respuesta que recibió de este fue que lo encarcelo.
Cuando me entero de actitudes como esas, de parte de mis conciudadanos, con personas que son iguales que nosotros, o talvez mas trabajadores, me da mucha pena, lastima y vergüenza de compartir con ellos el mismo pedazo de tierra. Todos conocemos que los haitianos no piden en las calles, sino que salvo algunas excepciones, vienen a trabajar, a realizar cosas que nosotros no las hacemos y a muy bajo precio.
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