Cuando los expertos de todo el mundo aboguen por disminuir la brecha tecnológica de la humanidad, van a tener que incluir en sus oraciones al juez Peter Openshaw, del Condado de Woolwich, uno de los doce juzgados de la provincia londinense, quien exigió a un acusado utilizar un lenguaje menos confuso al hacer su deposición y aclarar "¿a qué se refiere cuando dice página web?".
Las exigencias del juez sorprendieron a todos los presentes máxime cuando solicitó la presencia de un experto que hiciera una "traducción" del "complicado" lenguaje del procesado. "Dígale que hagas las cosas más simples y que necesitamos empezar desde lo básico", manifestó.Las declaraciones del juez provocaron risas y vergüenza en todo Inglaterra, un país donde la justicia es ciega, aunque tal vez lo sea demasiado.La corte emitió un comunicado donde afirmaba que se trató de una "confusión" y que las frases fueron "descontextualizadas".
Añadió que el juez Openshaw usa la computadora todos los días para redactar sus informes, aunque no precisó el modelo y mucho menos si la misma poseía una conexión a internet.Lo cierto es que más allá de la culpabilidad del acusado, este caso enseña una vez más que la ignorancia no es un delito. Y quién mejor que un juez para decidirlo.
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