miércoles, 4 de abril de 2007

Entre alumnas y profesores

Luego de que él me devolvíera el tan importante trabajo por segunda vez alegando que necesitaba mejoras inexplícitas, desesperada le dije pero que es lo que quiere profesor? si usted me explica lo que quiere que haga no tendrá que devolverlo más!!

En su mirada surgió un brillo extraño y su rostro dio un cambio radical cuando dijo – tú sabesss lo que yo quierooo!- así arrastrando las palabras y su significado con ellas. En ese momento comenzó a exponer su tesis sobre mi persona, sobre lo exótica, poco común y distinta a las otras alumnas que le parecía… (el mismo cuento que le decía a todas sus victimas), lo demás no lo escuché ya que en ese momento tan aterrador salí de ahí, aunque no pude moverme de donde estaba, al volver tenía en las manos una tarjeta con el teléfono de su oficina.

De ese trabajo pendía mi chance de entrar al próximo monográfico y por fin salir de la dichosa universidad. Luego de refugiarme en mi eterno salvador durante mis años en la universidad y de contar la historia varias veces sin encontrar solución en las palabras de mis amigas, tome la decisión de jugar su juego a mi manera… lo llame y respondí algunas de sus llamadas, trate de no estar sola cerca de donde estuviera dando clases e inventaba excusas para no aceptar las bolas que constantemente me ofrecía, claro siempre tratando de ser amable. Mi meta estaba clara pospondría sus invitaciones a salir hasta que terminara el cuatrimestre apoyándome en sus propios razonamientos sobre las relaciones entre alumnas y profesores. Pronto saldría de clases y podríamos hablar de persona a persona, no de alumna a profesor… por lo menos eso creía él.

Luego de par de días llegó la hora de entregar mi dichoso trabajo nuevamente (y realmente este servía menos que el anterior modificado 2 veces), así que para aderezarlo me puse un t-shirt de botones en el pecho que con la ayuda de un Wonderbra y un collar que se colaba entre los senos para aumentar la curiosidad que fue merecedor de un 94, la segunda nota más alta de toda la clase… el dueño de la nota más alta, que fue un 97, realmente había hecho un trabajo innovador y único.

Hace unos días lo encontré afuera de un supermercado y al notar el desprecio en su saludo recordé la historia.

Al parecer no le gustó que yo volteara su juego…

Aportes de una Bloglectora...

1 comentario:

Anónimo dijo...

mmmmm buena juganda de esa chava, me gustaria conocerla ja ja ja. Me gusto la historia y se entiende lo que escribio. Me gusto mucho, me rei mucho a lo ultimo ja ja ja.

bye take care,
Jan