Son las 9 de la mañana del jueves santo y ya tengo mis maletas preparadas para arrancar a disfrutar. Había reservado en un resort de la zona este, bavaro para ser más específicos. Arranco rumbo a bavaro y llego a eso de las 3 de la tarde. Me reciben con un cóctel y me dirijo a recepción a hacer el check in. Luego de ponerme mi brazalete, voy a mi habitación a dejar mis maletas y ponerme unos pantalones cortos para irme a la piscina a disfrutar. Ya a eso de las 6 y media de la tarde, luego de haber probado infinidades de tragos y comer mucha papa frita y hamburguesas, me retiro a mi habitación para bañarme y prepararme para la noche. Me cambio, voy a cenar al restaurante bufete y luego reposo. Luego de un rato me dirijo a la discoteca. Muchos tragos, mucho baile, hasta las 2 de la mañana aproximadamente, cuando me retiro a dormir, pues me espera otro día de pura rumba.
Al otro día, continuo con mis enérgicas vacaciones. Conozco personas que están hospedadas al igual que yo, voy a la playa, charlo con los empleados del hotel. Voy a almorzar y luego voy de excursión. Ya en la noche me dirijo a la discoteca nuevamente, esta vez la discoteca está mejor que ayer, más ánimo, más personas, todo el mundo está gozando, cuando de repente escucho esa voz lejana diciendo: “fulana, ven a ayudarme a hacer los oficios”. Era mi madre que le estaba avisando a mi hermana, que tenían que ponerse a hacer los oficios de la casa. Automáticamente desperté de mi lindo sueño. Era solo un sueño que al igual que yo, quisieran darse muchos en esta semana santa y no han podido. Es difícil quedarse en casa una semana santa completa con tantos días de vacaciones, pero es que la situación económica le permitió a muy pocos disfrutar de estos días.
Al otro día, continuo con mis enérgicas vacaciones. Conozco personas que están hospedadas al igual que yo, voy a la playa, charlo con los empleados del hotel. Voy a almorzar y luego voy de excursión. Ya en la noche me dirijo a la discoteca nuevamente, esta vez la discoteca está mejor que ayer, más ánimo, más personas, todo el mundo está gozando, cuando de repente escucho esa voz lejana diciendo: “fulana, ven a ayudarme a hacer los oficios”. Era mi madre que le estaba avisando a mi hermana, que tenían que ponerse a hacer los oficios de la casa. Automáticamente desperté de mi lindo sueño. Era solo un sueño que al igual que yo, quisieran darse muchos en esta semana santa y no han podido. Es difícil quedarse en casa una semana santa completa con tantos días de vacaciones, pero es que la situación económica le permitió a muy pocos disfrutar de estos días.
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