Acusado de haberse robado unas joyas, fue arrestado para fines de investigación y determinación de su culpa. La Policía Nacional Dominicana, la cual posee en gran medida unos métodos ortodoxos de interrogación, asigna a un oficial a cargo de la investigación. Este pide que lo lleven a la oficina de interrogación, donde él estará esperando al detenido. Al llegar le pregunta que donde están las joyas que él se robó, que le diga a él solo, que él lo va a ayudar con la condena, claro con las intenciones de cuando el ladrón le dijera ir a buscar las joyas y reportar menos que las que en realidad se había robado. Pero el muchacho no le quiere decir donde están las joyas, así que comienza a golpear al imputado para que este diga donde están las joyas, le da patadas y patadas, hasta que en una el detenido le dice:
- Si me quitan estas esposas, yo te voy a decir lo que es un hombre, te voy a dar lo tuyo, para que no seas abusador.
El oficial que estaba interrogando a este señor, le dice a otros policías que están ahí:
- Quítenles las esposas a ver si es verdad, que el va a hacer algo.
Le quitan las esposas y en cuestión de segundos el detenido se lanzó encima del oficial y le entró a trompadas, le amorató los ojos, le partió la boca, en fin lo dejó hecho trizas. Este comenzó a vociferarle a los demás policías que estaban en la oficina:
- Quítenmelo, quítenmelo, que me va a matar, quítenmelo…
En un abrir y cerrar de ojos los métodos se habían intercambiado y es que no siempre el fuerte se impone.
- Si me quitan estas esposas, yo te voy a decir lo que es un hombre, te voy a dar lo tuyo, para que no seas abusador.
El oficial que estaba interrogando a este señor, le dice a otros policías que están ahí:
- Quítenles las esposas a ver si es verdad, que el va a hacer algo.
Le quitan las esposas y en cuestión de segundos el detenido se lanzó encima del oficial y le entró a trompadas, le amorató los ojos, le partió la boca, en fin lo dejó hecho trizas. Este comenzó a vociferarle a los demás policías que estaban en la oficina:
- Quítenmelo, quítenmelo, que me va a matar, quítenmelo…
En un abrir y cerrar de ojos los métodos se habían intercambiado y es que no siempre el fuerte se impone.
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