De regreso a casa un día cualquiera en esta selva, siguiendo mi ritual para después de las 6, en una guagua tipo sauna llena de personajes y olores distintos, pero por lo menos sentada. Un flaco con cara de maleante sentando detrás de mí comenta como con otro sujeto aun peor, el problema que tuvo con el cobrador de una guagua de la misma ruta, mientras estaba en la parada el día anterior.
-Esta ves toy preparao!, no le di por ese que esta ahí el de la gorrita azul. Dizque familia de un capitán! Que me importa a mí. –
-Esta ves toy preparao!, no le di por ese que esta ahí el de la gorrita azul. Dizque familia de un capitán! Que me importa a mí. –
A la que no le importaba era a mí que seguía concentrada en el calor y lo apretada que me llevaba una doña menopáusica que iba a mi lado. Se me descargo el mp4 lo que aumenta la desesperación, ya que tengo que escuchar todas las conversaciones alrededor. Siguen los comentarios del flaco con cara de maleante:
- yo no le tengo miedo a nadie, yo estuve preso por 4 meses y en Samaná, nadie me pudo visitar…-
-esta ves era a matarlo que iba con esta que tengo aquí, al cobrador ese… se salvo porque no esta ahí en la parada-
En mi cabeza, se cuelan imágenes que recrean su historia, mezcladas con aquellas que describen lo que haré al llegar a casa. Aun no entiendo porque pasa eso. En el trayecto se estrella un carro público con un Honda Accord, de este se desmontan dos trogloditas, ambos armados, apuntando a chofer del carro público.
Un poco mas adelante, aun con los comentarios del hecho en la guagua, el flaco con cara de maleante comienza a llamar por la ventana a un motorista, que por estar de curioso choca un carro delante de él. Risas, risas, y más risas del flaco cara de maleante y su amigo. Entonces baja el cristal del carro chocado numero 2 y otra pistola se asoma por el, esta vez apuntando hacia esa ventana detrás de mi.
- Ríete de esta ven! Jajajaja – dice la voz dentro del carro
- Ven vamos a reírnos los dos - dice el flaco cara de maleante.
- Si fuera por el barrio ya tú sabes lo que haríamos- dice el amigo.
-¡Déjame!- por fin puedo decir yo… así termina para mí un día mas en nuestra selva.
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